Las vanguardias, durante el siglo XX, permitieron poner en consideración un debate y transformación del arte y la cultura a partir de una cantidad importante de asuntos: la desaparición o puesta al límite de la diferencia visual entre copia y original; la pregunta, asimismo, por la reproductibilidad como una pérdida de lo que está ahí, localizado, temporal o histórico, que pierde la unicidad de la existencia en el lugar en que se encuentra, tal como considerará Walter Benjamin. Y, por otro lado, la transformación de la concepción de la naturaleza, en cuanto a la fundamentación de los artistas vanguardistas, de que su creación es originaria más que original, es decir, de origen, una creación ex-nihilo. La naturaleza y la técnica son parte de la discusión del inicio de sus prácticas. Para Theodor Adorno, hay una nostalgia por esa naturaleza dañada, una promesa incumplida de felicidad, según el autor la unidad está perdida y esa promesa es ilusoria. Incluso la técnica permite manifestar a la materia en sí misma haciéndolo en estado negativo, dañada. Por otra parte, la vanguardia es un constante deseo de revolución y la expectativa del mundo industrial en desprecio de la mímesis.
Del 25 de junio al 2 de septiembre