Desde sus inicios, el arte cinematográfico fue voraz: absorbió de los lenguajes expresivos existentes, tanto temas y figuras cuanto elementos técnicos y estrategias para construirse su propia gramática. El teatro, en tanto que gran arte que lo precedía como espectáculo, jugó un papel central en sus inicios. Pero, en la medida en que el cine encontró y desarrolló su gramática, esa influencia fue puesta en cuestión y desplazada a favor de aquellas otras que, surgidas ante todo de la narrativa, le permitían experimentar con el principio fundamental del montaje. A partir de allí, queda claro que la elaboración de un guión se parecería solo en superficie a la de un texto dramático y que la calificación de "teatral" para una película, encerraría un juicio negativo. Sin embargo, el teatro nunca dejó de ser cantera de argumentos, personajes y elementos de puesta en escena, en un diálogo a veces sumamente fecundo, donde ambos términos se enriquecieron. Partiendo de estas consideraciones, es propósito de este seminario analizar algunas instancias de la relación teatro-cine, a partir de tres paradigmas clave analizados desde algunos casos puntuales. En primer lugar el teatro de Shakespeare, una de las fuentes dramáticas más visitadas por el cine, sino acaso y rotundamente, la más visitada. Un segundo paradigma, también nimbado de prestigio, es el de la tragedia griega, origen del teatro occidental y motivo de numerosísimas transposiciones en todas las cinematografías y desde todas las lentes posibles. Finalmente, se propone un tercer eje relativo al vínculo entre el teatro popular argentino, especialmente la comedia asainetada, y algunos señalados films de las primeras décadas del sonoro.
Lunes de 13 a 17 hs. Aula: 506 (5º piso).