La dimensión estética del conflicto social

Luego de la desintegración de la URSS se pensó por un breve lapso en el “fin de la historia”, y con ello fue posible imaginar también el “fin de las ideologías”. Hoy ya estamos lejos de ese momento donde reinaba una visión pos-política o pos-ideológica, de un mundo libre de conflictos entre facciones, y nos encontramos ante la evidencia de que, en el interior de cada país, la hegemonía de los proyectos políticos se dirimen de manera estruendosamente conflictiva, donde el oponente es por lo general construido en el plano semiótico como un enemigo que debe ser destruido (Laclau 2005, Mouffe 2007, Illouz 2023). Por otra parte, una cantidad significativa de autores (Benjamin 2017, Rancière 2011, Debord 2005, Frank 1997, Lipovetsky & Serroy 2014, Groys 2014) han observado ya desde el siglo pasado la incorporación creciente del orden estético a la producción, comercialización, comunicación y consumo de bienes y servicios. Hoy pareciera que la estetización de la vida social y de la política es total y cabal a través del diseño, fenómeno que, sustentado en los medios digitales, propaga los mecanismos emotivos y afectivos de identificación, y complementa y potencia las ideologías (McLuhan 1969, Elster 2001, Baudrillard 1978, Zizek 2003). Además, este escenario es indisociable de la crisis del pensamiento crítico, del triunfo del neoliberalismo y del surgimiento de luchas minoritarias de emancipación (Foucault 2007, Sloterdijk 2005, Boltanski & Chiapello 2002, Foster 2017). El presente seminario busca instalarse en la confluencia de estos fenómenos: aborda la implicación de la dimensión estética en los antagonismos sociales y políticos.

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