En los últimos años se percibe un renovado interés por el territorio, presente en los discursos de los analistas sociales, académicos de distintas disciplinas y decisores políticos. Por un lado, la reestructuración económica mundial ha puesto en debate las jerarquías de escala apoyadas en el Estado – Nación, así como sus instrumentos de intervención. Por otro, una parte importante de ese renovado interés deriva de la reincorporación en la agenda pública de un conjunto de problemas sociales, situados territorialmente, y de la recuperación del Estado como un actor central de la vida social. Esta “situación geográfica” no es un mero escenario en el que se plantean los procesos sociales, sino una de las instancias constitutivas de las características, la profundidad, y las formas en que emergen y se manifiestan esos problemas. Por lo tanto, también es una instancia constitutiva a la hora de pensar en alternativas de intervención y de generación de nuevas políticas.
Un aspecto decisivo de esta aproximación territorial está relacionado con la propia concepción del territorio que se sostiene o que aparece implícita en la formulación de las políticas públicas. El reconocimiento del carácter fragmentado, no homogéneo y multiescalar del territorio (integrado en redes de distintas escalas) que se adopta, difiere de supuestos de homogeneidad y armonía que suelen ofrecer las visiones más idílicas del territorio.
Jueves de 17 a 21 hs. Aula 508 (5º piso) para todas las clases excepto el 05/10 y el 09/11, cuando corresponde el aula 512.