Los conceptos de sujeto y subjetividad están estrechamente ligados a la experiencia de la modernidad, y a sus figuras “occidentales”. El seminario comienza problematizando la cronología del “sujeto” heredada de la interpretación de Martin Heidegger en su ensayo “La época de la imagen del mundo” y en su Nietzsche. La universalidad de esas figuras del sujeto “moderno”, con todo, es inseparable de procesos tales como el colonialismo, el patriarcado y la constitución del mercado mundial. No solo en lo que respecta a sus pretensiones de universalidad –la conexión entre igualdad y libertad– “naturales”, sino también a sus incertidumbres, singularidades, alternativas y resistencias, hoy sabemos que la “historia universal” es una construcción político-ideológica y no principalmente la verificación de una tendencia evolutiva. Si nos atenemos a la centralidad yoica, es notorio que en otras experiencias históricas, como en la Grecia clásica o las ciudades-estado del norte de la península itálica durante los siglos XIII-XIV, podemos detectar con claridad fenómenos de individualidad reflexiva. Sin embargo, es impreciso atribuirle un yo “moderno”, una vacilación amparada en el reconocimiento y sus dialécticas.
El sujeto moderno, como figura típico-ideal, se caracteriza por la unidad epistémica del yo, la subordinación del cuerpo y la opresión de las mujeres, la psicologización afectiva y familiarista, la discursividad colectiva en la narrativa nacional, con todas sus contrapartes: la angustia y lo inconsciente, la soledad y la carencia de reconocimiento, la escisión social y el conflicto de representaciones. Con todo, es constitutiva de esa misma modernidad la emergencia de críticas a la primacía del yo, sea en las filosofías vitalistas, en el psicoanálisis, en el marxismo o en las consecuencias del estructuralismo. Por otra parte, un análisis histórico-social de las prácticas de subjetividad habilitadas por la extensión del individuo “libre”, como trabajador/a asalariado/a ha generado una crisis del familiarismo y el heterosexismo. Finalmente, las dinámicas democratizadoras, incluso si son consideradas las contrapartes de la imposición de formas sociales enajenadas a la acumulación del capital o de la burocratización, están acompañadas por reivindicaciones de derechos que ponen en cuestión la unidad del sujeto moderno. Las últimas décadas del siglo XX y más decididamente las primeras del siglo XXI plantean nuevos desafíos para pensar la historicidad de la subjetividad y los sujetos.
Del 4 de marzo al 8 de abril de 2022